domingo, 1 de mayo de 2011

Las cosas no son para tanto

Que ya me da igual. Que mi pelo sea extremadamente despeinable, que haya gente a la que le caigo peor que los lunes, que no sea destacable en ninguna de las áreas del saber. Me da igual si no tengo un tipo diez, que nunca lo haya tenido, que mis amigos de tuenti se mantengan por debajo de los quinientos, y que nadie me llame 24 horas al día para comprobar que estoy bien. Ya no importa si a él nunca le importé, si a ella le envía más mensajes que los que yo recibí de él, si me mintió.
Las cosas no son para tanto, las cosas no son al menos fuera de mi cuarto.
Me sobra con estar aquí ahora. Me sobra con permanecer en el juego.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Jamás creí que te vería en un altar, quizás este sea uno más de tus impulsos. Con la mirada dispersa entre la multitud, quisiera engañarme y pensar que me buscas a mi, de todos modos, sé que no eres así, esa clase de chica que se bloquea en el pasado. En realidad me sería imposible decir qué clase de chica eres. Recuerdo nuestro invierno juntos, tú deseabas que llegara el verano. Pero estoy seguro de que ahora añoras los atardeceres helados tanto como yo. Eras adicta a todo, menos a hacerme feliz. Y mírate, hoy estás tan guapa, llevas un vestido tan sencillo, hace contraste con tu personalidad, sigues teniendo la melena larga, con unos rizos interminables, parece que sigas siendo esa misma chica rebelde que yo conocí. Y qué me dices de esos ojos, los mismos que hace 10 años, que parece que nunca saben donde pararse a mirar, y luego los centras en un punto en el infinito, seguramente pensando en nada y en todo a la vez. Agarras la mano a tu prometido, como si de un desconocido se tratara, pero tú pareces tan segura como siempre, la verdad es que no estoy extrañado de no ser el hombre que esté agarrando tus finas manos, tú siempre decías que el amor era un error matemático, y el matrimonio, una manera de estabilizar tu caos. De todos modos, aún retumba en mis oídos el eco de tus promesas incumplidas. Estás tan sonriente, me pregunto si será hipocresía, cuando te conocí muchos decían que tú sólo sonreías al dentista. La tensión es evidente en el ambiente, creo que nadie da por seguro que de tus labios salga un “sí, quiero”, manipuladora nata, eres de esa clase de chicas a las que es imposible decir que no cuando les tienes en frente, te habría perdonado mil y una veces. Todo esto no son sino pruebas de que sigues siendo aquella típica chica atípica que conocí.

martes, 31 de agosto de 2010

¿Te amo?

Que el amor no es más que una trampa que se le pone al hombre para perpetuar la especie. Es un mecanismo, un simple mecanismo. Y cuando lo entiendes, ya no te parece tan mágico. Antes eran mariposas en el estómago, ahora son endorfinas, y si quieres llamarlo opio del cerebro ya estás siendo demasiado sentimental. Antes jamás entendías por qué te gustaba ese chico con los rasgos tan marcados, ahora miras su dedo anular, y comprendes que su composición es alta en testosterona. Antes era amor, ahora es eso que sólo los idiotas comprenden sin ayuda de la ciencia.

miércoles, 28 de julio de 2010

¿Cómo iba a odiarte?

Y me miraste con aquellos ojos, que lejos de reflejar maldad, era la más tierna mirada que me habían dedicado nunca. Explícame, ¿cómo iba entonces yo a odiarte?
Todo el mundo necesita a alguien. Yo te necesitaba a tí.
Por una vez, cogí el primer tren, decidí que, prefería arrepentirme por hacerlo que por no haberlo hecho.
Por una vez, antepuse mi felicidad al miedo a sufrir.
Le quité la pila a mi reloj, nada dura para siempre, pero quise inmortalizar ese momento sin ayuda de una cámara, qué mejor que un recuerdo, cada vez que miraba las manecillas de mi reloj, recordaba ese momento, ese minuto, ese segundo, en el que se fundieron nuestros lunares, en el que tu vaga mirada me parecía inofensiva, sí, ya no me da miedo decir que te amo, me has enseñado a amar, algo a lo que siempre tuve miedo.
Y aunque a ti no te importe, tú a mi si me importas, aunque no lo entiendas, no te tengo rencor, me has enseñado tanto...

domingo, 30 de mayo de 2010

#1



Y allí estaba. Cruzando el pasillo del avión. Entre filas de butacas, intentando encontrar su sitio. La última vez que había montado en uno de esos quedaba años atrás. No recordaba mucho de aquel vuelo a Málaga de su infancia, unos pequeños detalles sin importancia. Por fin, encontró su asiento, junto a la ventana, para no perder detalle. Pasaban los minutos, y no comenzaba el vuelo, su manía de llegar pronto siempre le hacía esperar demasiado. Dedicó aquellos minutos a observar a la gente, la mayoría parecían personas de prestigio, que habían tenido éxito en los negocios, y gozaban de una vida confortable. Contempló aquella escena algo asustada, ya que, ninguno mostraba el más mínimo interés hacia lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Todos leían, o estaban absortos en sus agendas digitales, buscando huecos para importantes citas, porque eran gente importante, y estaba claro que ella estaba fuera de lugar. Prefirió no pensarlo, y simplemente conectó su iPod, y comenzó a escuchar aquella canción que habla de un accidente de un avión. Comenzaron a despegarse del suelo, y de repente, su corazón dio un vuelco. No recordaba tener miedo a los altos vuelos, pero estaba claro que había cambiado en todos los sentidos. Tenía miedo y se sentía mal. Todas las muecas de la gente se le tornaron grotescas. Se sentía observada, y nerviosa. No aguantaba la situación. Acercó su mano temblorosa a su bolsillo, dispuesta a sacar un cigarrillo. Pero sus intenciones se vieron frustradas cuando otra mano - mucho más tranquila y suave - la acarició por sorpresa. Levantó la vista y se cruzó con aquella mirada azul, que era mejor que cualquier nube, rayo de sol, o ciudad que pudiera ver por la ventana, mejor que el cielo, que el mar, mejor que todo. Se observó reflejada en sus ojos, con esa cara ridícula que la acomplejaba, se rieron los dos juntos. Sin miedos. Había estado tan absorta en nada y todo a la vez, que había olvidado que la casualidad más tonta podría esconderse en cualquier lugar.

miércoles, 26 de mayo de 2010

¿Qué somos?

La respuesta científica sería un conjunto de átomos de carbono.
En cambio, un párroco te diría que eres un milagro de Dios.
Para el mundo, somos cifras.
Seguramente alguna para alguna persona, la razón por la que se despierta cada día.
Animales mamíferos pluricelulares. Unos primos hermanos de los monos. Unos bichos que aprendieron a amar, odiar, a sentir. Y que continuaron con la evolución, los estúpidos seres humanos, perdiendo el tiempo, gastando el dinero.
Pero aún así, no consigo distinguir un animal de un ser humano. Quizás la diferencia esté en que somos más torpes. Y que no apreciamos lo que tenemos, que para darnos cuenta de lo que poseemos, tenemos que perderlo.
Lo más raro de todo, es que aunque sepamos que duele, seguimos amando el amor, arriesgando nuestro corazón por felicidad espontánea gracias a besos de papel. Y ya lo dicen, ¿no?, el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.
¿Qué somos? Un simple conjunto de átomos de carbono,
de sentimientos en ebullición..

lunes, 24 de mayo de 2010

Tu Novia Enchufable

Sentir como las cuerdas se unen a mis dedos, ¿entiendes? no, no me entiendes, quiero decir, que... Somos una aleación. Y me gusta tocar para tí porque puede hacerte sentir como yo ya siento. Porque tú sabes como me siento, vuelo, vivo el presente, no soy, sino existo, cual Pájaro Libre de los Lynyrd Skynyrd. Y sabes que tengo una canción, que me hace libre, pero quise más de lo que pude soñar, y he vuelto a caer de bruces contra la realidad. Pero para tí puedo tocar, puedo fingir, puedo sacarte de la realidad, pasear de tu mano por las nubes, enseñarte que más allá no hay nada si no lo sueñas. Llevarte a otra realidad, transportarte, y combatir a tus enemigos cuando tu estés cansado de vivir. Hacer que te pierdas en mi propio juego, confundirte, Game Over, y comenzar de nuevo. Quiero hacer todo eso, contigo, pero por encima de todo, yo quiero ser Tu Novia Enchufable.