Todo el mundo necesita a alguien. Yo te necesitaba a tí.
Por una vez, cogí el primer tren, decidí que, prefería arrepentirme por hacerlo que por no haberlo hecho.
Por una vez, antepuse mi felicidad al miedo a sufrir.
Le quité la pila a mi reloj, nada dura para siempre, pero quise inmortalizar ese momento sin ayuda de una cámara, qué mejor que un recuerdo, cada vez que miraba las manecillas de mi reloj, recordaba ese momento, ese minuto, ese segundo, en el que se fundieron nuestros lunares, en el que tu vaga mirada me parecía inofensiva, sí, ya no me da miedo decir que te amo, me has enseñado a amar, algo a lo que siempre tuve miedo.
Y aunque a ti no te importe, tú a mi si me importas, aunque no lo entiendas, no te tengo rencor, me has enseñado tanto...