domingo, 30 de mayo de 2010

#1



Y allí estaba. Cruzando el pasillo del avión. Entre filas de butacas, intentando encontrar su sitio. La última vez que había montado en uno de esos quedaba años atrás. No recordaba mucho de aquel vuelo a Málaga de su infancia, unos pequeños detalles sin importancia. Por fin, encontró su asiento, junto a la ventana, para no perder detalle. Pasaban los minutos, y no comenzaba el vuelo, su manía de llegar pronto siempre le hacía esperar demasiado. Dedicó aquellos minutos a observar a la gente, la mayoría parecían personas de prestigio, que habían tenido éxito en los negocios, y gozaban de una vida confortable. Contempló aquella escena algo asustada, ya que, ninguno mostraba el más mínimo interés hacia lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Todos leían, o estaban absortos en sus agendas digitales, buscando huecos para importantes citas, porque eran gente importante, y estaba claro que ella estaba fuera de lugar. Prefirió no pensarlo, y simplemente conectó su iPod, y comenzó a escuchar aquella canción que habla de un accidente de un avión. Comenzaron a despegarse del suelo, y de repente, su corazón dio un vuelco. No recordaba tener miedo a los altos vuelos, pero estaba claro que había cambiado en todos los sentidos. Tenía miedo y se sentía mal. Todas las muecas de la gente se le tornaron grotescas. Se sentía observada, y nerviosa. No aguantaba la situación. Acercó su mano temblorosa a su bolsillo, dispuesta a sacar un cigarrillo. Pero sus intenciones se vieron frustradas cuando otra mano - mucho más tranquila y suave - la acarició por sorpresa. Levantó la vista y se cruzó con aquella mirada azul, que era mejor que cualquier nube, rayo de sol, o ciudad que pudiera ver por la ventana, mejor que el cielo, que el mar, mejor que todo. Se observó reflejada en sus ojos, con esa cara ridícula que la acomplejaba, se rieron los dos juntos. Sin miedos. Había estado tan absorta en nada y todo a la vez, que había olvidado que la casualidad más tonta podría esconderse en cualquier lugar.

miércoles, 26 de mayo de 2010

¿Qué somos?

La respuesta científica sería un conjunto de átomos de carbono.
En cambio, un párroco te diría que eres un milagro de Dios.
Para el mundo, somos cifras.
Seguramente alguna para alguna persona, la razón por la que se despierta cada día.
Animales mamíferos pluricelulares. Unos primos hermanos de los monos. Unos bichos que aprendieron a amar, odiar, a sentir. Y que continuaron con la evolución, los estúpidos seres humanos, perdiendo el tiempo, gastando el dinero.
Pero aún así, no consigo distinguir un animal de un ser humano. Quizás la diferencia esté en que somos más torpes. Y que no apreciamos lo que tenemos, que para darnos cuenta de lo que poseemos, tenemos que perderlo.
Lo más raro de todo, es que aunque sepamos que duele, seguimos amando el amor, arriesgando nuestro corazón por felicidad espontánea gracias a besos de papel. Y ya lo dicen, ¿no?, el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.
¿Qué somos? Un simple conjunto de átomos de carbono,
de sentimientos en ebullición..

lunes, 24 de mayo de 2010

Tu Novia Enchufable

Sentir como las cuerdas se unen a mis dedos, ¿entiendes? no, no me entiendes, quiero decir, que... Somos una aleación. Y me gusta tocar para tí porque puede hacerte sentir como yo ya siento. Porque tú sabes como me siento, vuelo, vivo el presente, no soy, sino existo, cual Pájaro Libre de los Lynyrd Skynyrd. Y sabes que tengo una canción, que me hace libre, pero quise más de lo que pude soñar, y he vuelto a caer de bruces contra la realidad. Pero para tí puedo tocar, puedo fingir, puedo sacarte de la realidad, pasear de tu mano por las nubes, enseñarte que más allá no hay nada si no lo sueñas. Llevarte a otra realidad, transportarte, y combatir a tus enemigos cuando tu estés cansado de vivir. Hacer que te pierdas en mi propio juego, confundirte, Game Over, y comenzar de nuevo. Quiero hacer todo eso, contigo, pero por encima de todo, yo quiero ser Tu Novia Enchufable.